La censura en redes sociales
Escribo esto luego de mi reciente episodio de censura (otra vez) en redes sociales. Esta vez en Twitter. Si no te has enterado, aquí lo ves:
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Y lo cierto es que más allá de las opiniones a favor o en contra del suceso, o de tu “concepto” de “libertad de expresión”, este episodio nos sirve para analizar muchas cosas. Entre ellas, lo vulnerables que somos en la actualidad ante la censura centralizada de grandes empresas y medios, lo coartadas que están nuestras libertades elementales más básicas, entre ellas la de expresión, por solo nombrar una y no extenderme tanto aquí; y lo fácil con que se normaliza que todos asientan las cabezas ante esto y lo acepten, porque sí, porque “ofendiste”.
Partamos de algo muy sencillo y juguemos al abogado del Diablo:
Sí, es verdad que cuando aceptamos usar estos medios digitales y plataformas PRESTADAS, nos acogemos a sus Términos y Condiciones de uso. Es decir, ya partiendo de allí, no hay quejadera ni lloradera que valga. Uno aceptó que ellos (las empresas) hagan lo que sea que diga en esos términos, “bajo su interpretación”, claro está. Y hago énfasis en “bajo su interpretación” porque ahí es donde radica, desde mi punto de vista, el problema actual de estos medios y la tecnocracia que se plantea en la actualidad: ¿Quiénes son ellos para determinar que algo ofende, daña, perturba o atenta contra X o Y persona, empresa, individuo o usuario?
Sí, también sé que estás pensando: ¿Pero quién te da la libertad a ti, Roosevelt, de andar por la vida diciendo barbaridades, obscenidades, maldiciendo y deseando la muerte de la gente? ¡Y es cierto!
En mi defensa solo puedo alegar: ¿Y es que acaso manifestar lo que se piensa no es una demostración humana y natural de LIBERTAD DE EXPRESIÓN?
¿Es delito manifestar nuestra opinión de algo?
¿Si yo me paro en una plaza pública y digo: “Maduro es marico, bruto y narco”, eso es un delito?
¿Si yo escribo en una red social X que “todos los gordos huelen a culo”, estoy cometiendo un delito?
¿No estaría yo allí simplemente diciendo a viva voz lo que pienso, lo que yo creo que es verdad, aunque no lo sea?
¿Y qué es la libertad de expresión entonces? Veamos qué dicen la RAE y Wikipedia, que no son perfectas, pero ajá, es lo que tenemos para “medio” referirnos:
Según Wikipedia:
La libertad de expresión es un principio que apoya la libertad de un individuo o un colectivo de articular sus opiniones e ideas sin temor a represalias, censura o sanción posterior.
La libertad de expresión se reconoce como un derecho humano en virtud del artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) y se reconoce en el derecho internacional de los derechos humanos en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP). El artículo 19 de la DUDH establece que:
"Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión, este derecho incluye la libertad de mantener opiniones sin interferencia y de buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio de comunicación e independientemente de las fronteras; ya sea oralmente, por escrito o impreso, en forma de arte, o por cualquier otro medio de su elección".
Según la RAE:
Libertad que comprende las facultades que puede ejercer un ciudadano como titular del derecho a la comunicación y que comprende la libertad de «expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción»; la libertad de «producción y creación literaria, artística, científica y técnica»; la «libertad de cátedra»; y la libertad de «comunicar libremente información veraz por cualquier medio de difusión»
Dato importante: ambas fuentes tienen una nota al pie o “enmienda”, que fue agregada en estos tiempos “modernos y digitales” que dice, palabras más, palabras menos:
El ejercicio de estos derechos conlleva "deberes y responsabilidades especiales" y "por lo tanto, estar sujeto a ciertas restricciones" cuando sea necesario "para respetar los derechos o la reputación de otros" o "para la protección de la seguridad nacional o del orden público, o de la salud o la moral públicas".
Es decir: te puedes expresar cómo, cuándo y dónde quieras, pero SIN OFENDER Y DAÑAR A OTROS.
Como vemos, se es libre pero no totalmente. Es decir, hay límites.
O sea, sí pero no.
O sea, sí, pero hasta donde no me caiga mal lo que dices.
O sea, sí, pero si te metes conmigo te jodo.
Otra vez, las preguntas retóricas: ¿Cuándo una opinión, idea o comentario daña a otros? ¿Cuándo una idea es perniciosa? ¿Cuándo las opiniones son peligrosas? ¿Según el criterio de quién o quiénes? ¿Tienen límite las libertades, específicamente la libertad de expresión? ¿Debemos entonces callarnos y no expresar lo que sentimos o pensamos de algo porque simplemente “es mal visto”?
Es un debate que no pretendo resolver en este boletín. Por cuestiones de longitud y espacio se nos hace imposible determinarlo. Creo que este debe ser un debate constante y perenne en los pocos espacios de libre expresión que nos queden.
Pero lo que sí es cierto, y tienes que estar de acuerdo conmigo, es que estas preguntas, así como la coletilla o “corrección” que agregaron Wikipedia y la RAE no son más que la respuesta a una interpretación SUB-JE-TI-VA de la pobre y maltratada “libertad de expresión”. Y por lo tanto, puede ser aplicada “cantinfladamente”, es decir, como vaya viniendo, vamos viendo; a veces sí, pero otras no; un día es posible, pero otro tal vez no.
Es decir, ¡PURA PAJA!
Mi punto, no queja, sino OPINIÓN, es que esta “regulación” de la libertad de expresión en medios digitales y tradicionales en la actualidad se aplica a discreción, a conveniencia; lo cual, obviamente no es justo y está mal. Y precisamente por no ser justo, es que surgen personas, líderes, activistas, ideas, medios o grupos contraculturales, disruptivos e irreverentes que se oponen al status quo, al stablishment, no por ser “hippies come flores e idealistas”, sino por querer demostrar con acciones que está mal que se trunquen las libertades individuales de expresión, opinión e información.
Y no, no soy ni revolucionario socialista, ni tira piedras, ni nada de esas cosas. Los que me conocen saben que no es esa mi intención.
Mi intención simplemente es hacerle entender a la gente que YA BASTA de que en estos tiempos se diga que “todo ofende, todo se cancele, todo se bloquee, todo se prohíba, todo se tache”, porque es “altisonante”, porque “atenta contra una minoría X”, o porque “no es socialmente aceptado”.
Eso se llama CENSURA. Y pónganle ustedes el eufemismo que quieran.
Pero así está el mundo en este siglo XXI, y así están los medios y el Internet.
¿Hay solución? ¿Tenemos opciones?
Pienso que sí. Alternativas hay, pero no son tan populares o conocidas, o simplemente no están de moda.
Tal y como lo anuncié, luego de este episodio de censura:
Te invito a usar más Telegram, Mastodon, tu propio sitio web o tu newsletter, en donde estos episodios de censura no son tan comunes, a menos que evidentemente cometas un delito de verdad o se demuestre que tienes intenciones claras DE JODER a otros.
Recuerda: para que no censuren más y no pases lo que me pasó a mí, ¡ten tu propio sitio web! Contáctame si deseas que te asesore con el diseño del mismo.
Así estamos.
¿Qué opinas tú de este tema?
Te espero en mi comunidad en Telegram, para hablar en libertad y SIN CENSURA de este y otros temas, que muchos callan por ser “políticamente correctos y bien portados”.
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